Carlos Carreter | Viajes
Ya conocemos Venecia. El grupo que éramos ayer ha quedado reducido a una mínima expresión. Y nos separaremos al caer la tarde. Yo pasaré una última noche en Padua antes de volver a Zaragoza, y mi acompañante cogerá un tren a Milán. Como nos apetecen las muchedumbres, optamos por coger el vaporetto hasta las recoletas islas de Torcello y Burano. Habrá gente, pero no tanta. Y son bonitas. Yo no conocía Torcello. Y me alegraré mucho del viaje.
Para escapar de los muchos turistas, optamos por escapar a las bonitas islas del norte de Venecia.
Recién llegados a Venecia por la mañana, tomamos un vaporetto en dirección a Fondamente Nove, donde cogeremos el que nos llevará hacia Burano y Torcello. Vemos algunas tripulaciones entrenando para las regatas. Por ejemplo, para la "regatta storica", que tuve ocasión de presenciar el día que llegué en mi primera visita a Venecia, hace veinte años.
Camino de la isla de Burano, el vaporetto pasa junto a la isla de San Michele donde se encuentra el cementerio de Venecia. La intención es parar a verlo si no llueve demasiado a la vuelta. Pero no habrá fortuna, en ese momento ya se habrá desatado un diluvio si no intenso si consistente y persistente.
Tras cambiar nuevamente en Fondamenta Nove, cogemos un vaporetto en dirección a San Marco, pensando en ir a San Giorgio Maggiore a continuación. Plan que por la hora, se frustrará. Pero es otra historia.
Recién llegados a Venecia por la mañana, tomamos un vaporetto en dirección a Fondamente Nove, donde cogeremos el que nos llevará hacia Burano y Torcello. Vemos algunas tripulaciones entrenando para las regatas. Por ejemplo, para la "regatta storica", que tuve ocasión de presenciar el día que llegué en mi primera visita a Venecia, hace veinte años.
30 de marzo de 2013.
Torcello y Burano